miércoles, 23 de enero de 2013

HISTORIAS GASTRONOMICAS



La cultura gastronómica de la península ibérica es milenaria, muchos imperios basaron su alimentación con productos procedentes de la peninsula, las materias primas, su elaboración, y la manera de mantener los alimentos basándose  en la conservación, hicieron de ella el mercado mundial de los ejércitos militares de los imperios.

Hoy en día, famosos cocineros  españoles, son reconocidos en el mundo por su sabiduría en todos los campos de nuestra cultura, el genio de la paella, el superdotado del rabo, el maestro asador de las especies en extinción, el chef del aburrimiento, el pesado cocinillas que nos aburre con el programa de turno, diciéndonos lo que tenemos que hacer para satisfacer nuestros estómagos.

Yo como cocinero profesional, sin trabajo, actualmente en paro, con 57 años de edad, con conocimientos suficientes para para satisfacer todos los estómagos de España y el resto del mundo, por mis conocimientos demostrados por la satisfacción de todos mis comensales, quiero denunciar el abuso del comercio de los productos culinarios más exquisitos por parte de las clases dominantes, ricas, con mayor poder adquisitivo, denunciar a los que, por tener un poder adquisitivo o semita, puedan acceder a la consumición de productos exquisitos que son prohibitivos para el resto de la población. Y quiero denunciar que todo lo que la naturaleza proporciona es patrimonio de todos.

Como es que unos señores que se llaman cocineros, Adrián, Arzak, Arguiñano, y tantos otros, pueden estar pensando en las exquisiteces  de la elaboración de sus platos , elaborados con materias preciosas, como el oro, cuando lo más preocupante en estos momentos es la abolición del hambre.

Como pueden presumir de algo tan cruel , como que las clases ricas y dominantes, puedan disfrutar de sus elaborados platos sin remordimientos de conciencia, conociendo que existen millones de personas, hombres, mujeres y niños, que están pasando hambre, y dichos señores, que son componentes de ls clases altas, ricos sionistas, disfrutan de sus apetencias suculentas.

NANDO CELTIBERO



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